El Grupo “Fe y Esperanza” de Lomas de Zamora, perteneciente a Al-Anon, una organización internacional dedicada al desarrollo de programas para el apoyo de familiares de personas con alcoholismo, cumplió 45 años este lunes, tras ser fundado el 15 de abril de 1976.

En conversación con Política del Sur, Gilda, miembro voluntario de la asociación sin fines de lucro, indicó que todos los grupos “surgen por la necesidad de compartir experiencias, fortalezas, esperanzas” con respecto a la manera en que afecta “la forma de beber de un ser querido”.

Precisó que en el espacio con el que cuentan dentro de la catedral ubicada en Sáenz 438, se realizan reuniones una vez a la semana en las que promueven un intercambio de experiencias. “Es un grupo de autoayuda, que tiene que ver más con lo emocional. Si bien no hay psicólogos, profesionales, son todos familiares que uno le brinda la experiencia al otro, cómo pudieron resolver su tema en base al programa”, el cual provee herramientas, lemas y lecturas para “sobrellevar” la convivencia con la persona que padece alcoholismo, señaló.

Sobre las vivencias que pudieron abordar hasta el momento de quienes asisten a los encuentros, sostuvo que “según el vínculo, es muy diferente”, ya que existe “un estigma social” en estos casos. “Se lo señala, se lo tacha, se lo juzga sin saber, muchas veces, que es una persona que está batallando con una enfermedad”, remarcó Gilda y describió algunas de las características que, en general, tiene un alcohólico, como inventar, mentir y armar historias, por lo que expresó que “uno como familiar se replantea” si su ser querido está enfermo.

“Ahí viene la afectación del familiar, que se siente culpable o no suficiente”, continuó y agregó que se trata de cuestiones que influyen sobre el autoestima. “Todos estos sentimientos encontrados repercuten en enfermedades”, apuntó.

“Mensaje de esperanza”

Contó que en este tipo de casos se experimentan, generalmente, situaciones de violencia y lo que desde la organización denominan como el “carrusel”, donde “el alcohólico, para tener la excusa perfecta para irse a tomar, en su afán de necesidad de consumo, busca algún conflicto, una pelea, y el familiar, que desconoce cómo actúa la enfermedad, corresponde” y, además, busca una forma de “ponerle un castigo” por consumir.

“El alcohólico, cuando dice ‘bueno, ya pagué mi culpa, estoy libre para volver a lo mismo’, estamos dando vueltas en esta misma situación durante tantos años. Es un círculo, pero nadie hace nada a propósito, son características de la enfermedad”, aseveró.

En este sentido, destacó la importancia de que el grupo familiar pueda asistir a Al-Anon “de una forma continua”, lo que le permitiría absorber herramientas y vivencias sobre cómo desde la organización pudieron sobrellevar estas situaciones. “Es eso, es el compartir, cambiar el enfoque, porque nos obsesionamos: a qué hora llega, a qué hora sale, cuánto tomó, si tiene olor a alcohol. Son un montón de factores que estamos en modo alerta en donde nuestro foco se pone sobre la persona con consumo. Perdemos el foco de nuestra propia vida, de nuestro hogar”, enfatizó.

De esta forma, subrayó que la organización ofrece un “mensaje de esperanza” y que recurrir a ella puede ser “una buena herramienta” para trabajar con uno mismo, por medio de un programa de autoayuda que “invita al autodescubrimiento”, tanto de defectos como de virtudes.

Las reuniones

Asimismo, aclaró que se trata de una iniciativa que, aunque funciona en una iglesia, es algo “espiritual, no religioso” y que quienes deseen formar parte de las reuniones podrán comunicarse al 15-3256-4729, informarse por medio de la página www.alanon.org.ar y concurrir de forma gratuita a la sede lomense del Grupo los días miércoles desde las 19:30 hasta las 21.

Por otra parte, también invitó a la comunidad a participar de los encuentros del Grupo Alateen, el cual está dirigido a los más jóvenes, entre los 12 y 20 años, y se lleva a cabo los primeros y terceros miércoles de cada mes.